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El título precedente, sugiere el manejo de mucha información especializada, científica y estadísticamente confiable y comprobable. Sin embargo, sin que dejemos de referenciar e hilvanar cronológicamente algunos hechos de trascendencia mundial sobre las consecuencias de la contaminación, el principal interés de esta exposición es establecer una relación causa-efecto entre el medio ambiente y la salud.
Empecemos diciendo, que en la antigüedad las actividades que realizaba el hombre primitivo para satisfacer sus necesidades, dejaron testimonios de los efectos de esas primeras acciones sobre el medio ambiente.
Sin embargo, no es sino en las postrimerías
del Siglo 18 y mediado del Siglo 19, dado los grandes desafíos que imponía una población
mundial en vías de crecimiento, que surge la necesidad de cubrir una mayor
demanda de bienes de consumo y de servicios. Esta y otras consideraciones,
basadas en los intereses humanos
(Trabajo, Hogar, Salud, Educación, Servicios, etc), fueron perfilando y dándole
sustento al surgimiento de la llamada Revolución Industrial, hecho este de gran trascendencia para la
humanidad, tanto en el aspecto socio-económico, como en lo cultural y político. Aquél gran
salto hacia adelante, caracterizado por el establecimiento de incipientes
tecnologías, también le fue abriendo paso a nuevos modelos de producción, pero con
el agravante de no contarse con instrumentos y equipos confiables de medición cualicuantitativo,
que permitieran estimar el grado de afectación (impacto negativo), que pudiese
estarse generando a los componentes: Aire (Atmosfera), Agua (Hidrosfera) y Suelo (Pedosfera).
Actuando como muro de contención a los
incontrolables daños que se empezaban a observar y en prevención a futuros y
mayores impactos a los recursos naturales (Aire, Agua, Suelo), a partir de la década de los años 60 y 70 (Siglo
20), comienzan a surgir las primeras voces de alerta (Club de
Roma), sobre la necesidad de implementar estrategias que ayudaran a
mitigar y/o reducir los potenciales daños a la biosfera. Esas preocupaciones condujeron al
establecimiento de políticas y acciones
medio ambientalistas, encaminadas a la verificación y adecuación del consumo de
combustibles fósiles, así como a controles y restricciones de las emisiones de
Bióxido de Carbono y Metano, Óxido de Nitrógeno y demás sustancias propiciadoras
del “Calentamiento Global”.
Estos
y otros muchos tópicos, tales como la necesidad de aprobar la declaración sobre el medio Ambiente y el desarrollo sostenible
(Programa 21 o Agenda 21), la reducción de los gases propiciadores del Efecto Invernadero,
el uso de otras fuentes alternas de energías (limpias), asuntos relacionados
con el crecimiento de la población, el Protocolo de Kyoto (Cambio Climático), el
seguimiento y control a toda forma de contaminación, han
sido por más de 40 años temas de
interés planteados por la comunidad científica, agrupaciones de
ciudadanos (ONG), así como algunos gobiernos de países que integran las Naciones Unidas, para ser
ventilados, discutidos y aprobados (con el voto salvado de algunos países
industrializados), en las llamadas
Cumbres de la Tierra (Conferencia de Estocolmo-Suecia: Junio de 1972, de Rio de
Janeiro-Brasil: Junio de 1992, de
Johannesburgo-Sur África: Agosto-Septiembre de 2002, y Rio de Janeiro+20 Brasil
2012), con la participación de organismos como la OMS y la FAO.
Aquella preocupación de la
comunidad internacional por los impactos a nivel global, parecen no tener el
mismo interés en el ámbito local. Y es que la actitud indiferente, permisiva y en
ocasiones carente de iniciativas de
algunos gobiernos locales por la gestión ambiental y la ausencia de políticas
sociales relacionadas con medidas sanitaristas orientadas a la preservación de
la salud, así lo evidencian.
En
ese sentido, el déficit de obras de infraestructura a nivel municipal, tales como rellenos sanitarios, construcción y
mantenimiento de canales de aguas servidas, deficientes e ineficientes equipos
de servicio de aseo urbano para la recolección y disposición de basura, así
como la permisividad de desarrollos urbanísticos en lugares inadecuados e inaccesibles
, actividades económicas informales que
afectan al espacio público y la libre movilidad urbana, son entre otros, los
principales factores desencadenantes y determinantes de la aparición de muchas enfermedades y por ende
del deterioro de la salud y calidad de vida de los ciudadanos.
Pero
siendo racionalmente justos, hay que señalar también la indiferencia y falta de conciencia ciudadana
por la preservación de su entorno geográfico social, lo cual hace suponer la
necesidad de que los entes con competencia en el ramo, planifiquen, desarrollen
y ejecuten programas educativos para inducir un cambio de conducta y de cultura
sobre la importancia de mantener y vivir en un ambiente sano, libre de
potenciales agentes patógenos (vectores) capaces de poner en riesgo la salud.
Como
bien lo definió el Dr. Ramón Carrillo (1906-1956), primer Ministro de Salud de
Argentina, en su artículo (on line),
titulado Medicina Sanitarista e Higienista:
”La medicina moderna tiende a ocuparse de la
salud y de los sanos y el objetivo principal es ya no curar al enfermo sino
evitar estar enfermo” (medicina preventiva y no curativa digo yo).....Y a
renglón seguido contextualiza...”La medicina no solo debe curar enfermos sino enseñar
al pueblo a vivir en salud y tratar que la vida se prolongue y sea digna de ser
vivida”
Lic. Orlando Rafael Pereira Bustillo
E-mail: Orlandopereira27@hotmail.com
Twitter: @OrlandoPereiraB
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