Fotografía D.R.A. |
Las próximas elecciones a realizarse en Colombia el 25 de Octubre, exigen desde ya a los electores, una valoración concienzuda y objetiva acerca de quiénes de los candidatos a los poderes ejecutivo (gobernadores y alcaldes), legislativo (concejales y diputados) y representantes de las Juntas Administradoras Locales, deben ser los elegidos por méritos propios. Esto, sin importar para ello estrictas cuadraturas basadas en prebendas político-partidistas y clientelares. Para enfrentar los retos y compromisos que demanda tamaña responsabilidad, esa valoración deberá priorizar el bien común, el interés colectivo y estar sustentada en criterios como probidad, honestidad, preparación, capacidad, sentido de pertenencia, vocación de servicio y demostrada sensibilidad social.
En el departamento de Bolívar y en
particular Cartagena de Indias como Distrito Turístico, la escogencia de sus próximos
representantes, es algo más que un simple ejercicio de votación. Por la importancia que ello significa para el futuro
de los bolivarenses y de los cartageneros, estas elecciones no pueden
traducirse en una especie de “concurso de simpatías”, en donde los “remoquetes”,
las “pantomimas”, la publicidad ostentosa rica en “actitudes gestuales” y las
ofertas halagadoras y engañosas de algunos candidatos, sean las principales
virtudes y lo que prevalezca por encima de lo trascendental y la seriedad que
exige dicho proceso.
Estas consideraciones son
oportunas, si tomamos en cuenta los cambios que se han venido experimentando a
nivel del departamento de Bolívar, bajo la eficiente conducción de Juan C. Gossaín
y también con la actual administración
distrital de Cartagena. La inercia e ineptitud de gobiernos anteriores, hace parte
de un pasado de “nunca más” y contrasta con los evidentes avances logrados en
muchas de nuestras entidades territoriales municipales, que las ubican en la
senda del progreso y desarrollo que nos impone el Siglo XXI.
Es innegable y oportuno reconocer,
que falta mucho por hacer y que los aciertos para logar la continuidad y la profundización
en la solución de nuevos problemas, también dependerá de las aptitudes, disposición y
buenas intenciones de las próximas autoridades que salgan electas y de la decisiva
participación de los ciudadanos que conviven, sienten y padecen los problemas de
sus sectores habitacionales. Así, si nos
imagináramos un “mapa de riesgos”, como la herramienta apropiada para visibilizar situaciones-problemas,
los resultados arrojarían un déficit en
aspectos relacionados con la seguridad ciudadana, transporte, educación, salud,
movilidad y espacio público, servicios públicos (agua y energía), así como en
inversión en formación y cultura ciudadana.
Pero tal vez, uno de los retos
con el que se encontrarán las nuevas autoridades electas para el distrito
Cartagena (Alcaldes y Concejales), sea la deuda ambiental y solución definitiva,
de lo que metafóricamente he dado en llamar “como gotas de lágrimas”. Con este término he querido señalar el
clamor de Cartagena y de los cartageneros, por la persistente desidia, olvido y
abandono, a que han sido sometidos algunos lugares iconos de la ciudad, tal es
el caso de “El Laguito”, cuya
extensión y volumen de agua ha ido sufriendo una considerable reducción, por la
voracidad de los desarrollos urbanísticos construidos a su alrededor, así como
por su taponamiento por la acción sedimentaria natural, lo cual está
ocasionando una eutrofización de sus aguas y su inutilidad como un desovadero
de peces y como espacio para el deporte y la recreación acuática. Otra de las “gotas de lágrimas” y deuda ambiental de esta gestión, es la “cloaca de aguas negras o
residuales” en que han convertido el Caño que corre paralelo al barrio de El
Cabrero y más concretamente en la intercepción y paso del puente “Benjamín
Herrera”, actualmente usado irresponsablemente para el botadero de basura y de escombros.
Al parecer, a esa desidia y olvido se le
suma la no aplicación de la Resolución del Establecimiento Público Ambiental –
EPA N° 126, implementada por dicho organismo para el rescate, la preservación y
conservación de estos importantes cuerpos de agua. Lo mismo pudiéramos decir, de los rellenos y taponamientos
que se están haciendo frente al Hotel Las Américas (en la Boquilla) y en un
trayecto del Caño Juan Angola, bajo la mirada cómplice de las autoridades, lo
que de continuar, ocasionaría una afectación general de la Ciénaga de la
Virgen.
Estas y otras razones, como el
“Puente de Nunca Acabar” de Crespo, exigen que su Voto en estas próximas elecciones
del 25 de Octubre, sea un acto de conciencia ciudadana con sentido de
pertenencia.
Orlando R. Pereira Bustillo
Twitter: @OrlandoPereiraB
Twitter: @OrlandoPereiraB
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