Imagen D.R.A. |
En muchas ciudades del mundo y sobre todo, en aquellas en donde el turismo se traduce en una verdadera fuente generadora de empleo e ingreso para las economías locales, se observa la importancia que desde el punto de vista de la movilidad y calidad del servicio, representa el transporte automotor (servicio de taxis, autobuses y transporte masivo de movilidad urbana), y Cartagena no debería ser la excepción.
La importancia y calidad de este servicio, no solo se mide por lo renovado y lo moderno del parque automotor o por el simple cumplimiento de una revisión técnico-mecánica de las unidades. La eficiencia del transporte urbano, además del diseño y acondicionamiento de rutas, exige de la supervisión, el control riguroso y permanente de las autoridades de tránsito terrestre a través de la función de vigilancia de sus agentes, a fin de regular y sancionar a choferes que con sus acciones, contravengan las leyes y normas vigentes que regulan recorridos y las operaciones para el abordaje y desembarque de los usuarios.
Y tal vez sea éste, uno de los más importantes aspectos de la organización y estructura del transporte automotor, ya que los agentes de tránsito deben ser personas de comprobada probidad, con gran sentido de responsabilidad, con conocimiento y capacidad de análisis para la toma de decisiones y aplicación de los reglamentos, con actitudes alejadas de aquellas actuaciones y prácticas sesgadas, cuyo propósito es el de obtener beneficios a través de sobornos y componendas deshonestas que desdicen mucho y afectan el buen nombre de la institución.
Y tal vez sea éste, uno de los más importantes aspectos de la organización y estructura del transporte automotor, ya que los agentes de tránsito deben ser personas de comprobada probidad, con gran sentido de responsabilidad, con conocimiento y capacidad de análisis para la toma de decisiones y aplicación de los reglamentos, con actitudes alejadas de aquellas actuaciones y prácticas sesgadas, cuyo propósito es el de obtener beneficios a través de sobornos y componendas deshonestas que desdicen mucho y afectan el buen nombre de la institución.
Otro aspecto a considerar, es la actitud complaciente de algunos propietarios, quienes al momento de requerir los servicios de choferes especializados en el ramo del transporte de pasajeros, no exigen la presentación de una certificación que evidencie y avale los antecedentes profesionales y condiciones psico-técnicas mínimas, para desempeñar tan riesgoso y exigente trabajo. Esto es lo que se deduce con los famosos trancones, la alta accidentalidad e incidentes menores que ocurren y que se observan diariamente, lo que hace del “pico y placa” una estrategia poco eficaz.
Lo más relevante y objeto de nuestras observaciones, es lo inherente al comportamiento y conducta del chofer. Esta actividad, aunque digna y meritoria, hoy está sujeta a duros cuestionamientos, por la mala praxis de la mayoría de estos operarios. Acciones tales como: 1. Pararse en la calzada rápida, para recoger o desembarcar pasajeros en lugares distintos a las paradas, además de generar trancones, promueve y ocasiona accidentes graves, 2. Conducir y hablar por celular, es una práctica de uso frecuente, que pone en riesgo la vida de los pasajeros, 3. Equipos de sonido con alto volumen, que sobrepasa el umbral de ruido permitido para el ser humano y que interfieren los llamados de paradas, 4. Gestos obscenos y lenguaje grosero contra los pasajeros y en fin, una gran variedad de comportamientos irrespetuosos y de extrema intolerancia, que ponen en duda la seriedad y la eficiencia de las evaluaciones exigidas para el otorgamiento de las Licencias de Conducir.
Un último aspecto es el que concierne a los usuarios, quienes en ocasiones le dan un uso inadecuado al servicio y tampoco respetan los lugares señalados como paradas para abordar y desembarcar del transporte, lo que induce al caos vial (trancones) que diariamente se producen y acarrean, gran malestar y pérdida de tiempo.
En lo que respecta a la forma en que se conduce en nuestra Cartagena de Indias, y eso no excluye el comportamiento de los conductores particulares, la concurrencia de algunos de estos factores y otros que por cuestiones de espacio omito, nos demuestra un déficit de cultura y educación ciudadana al respecto, que no puede ampararse bajo el falso supuesto de… ¿Cómo Conduzco?, ante lo cual yo diría… Mal, pésimamente mal. Por eso, de no tomarse las previsiones necesarias, con la entrada en operaciones de Transcaribe, podría agudizarse el congestionamiento vehicular en nuestra ciudad, por lo que es necesario entender, que la solución no es solo de las autoridades y que la responsabilidad es de todos, como ciudadanos con intereses y necesidades comunes. Este enfoque no exceptúa la mayoría de los que ejercen el Moto-Taxismo.
@OrlandoPereiraB
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