CONTAMINACIÓN…EN 3 DIMENSIONES

Imagen D.R.A.

A manera de introducción, en mi artículo “Ambiente y Salud…Una Cuestión de Conciencia”, establecía una relación entre lo que son las condiciones y calidad del ambiente en el entorno en donde vivimos y su incidencia en la generación de algunas enfermedades. Para ello, hice alusión a las actividades del hombre (primitivo) en la antigüedad y con ellas, referenciaba las primeras e incipientes formas de modificación del medio ambiente. Señalaba también, el gran significado que tuvo para la humanidad en las postrimerías del Siglo 18  y mediados del Siglo 19, la llamada Revolución Industrial con la cual se introdujeron nuevos sistemas de producción para poder satisfacer los requerimientos y necesidades de una población cada vez más creciente, pero también,  nuevas y más agresivas formas de contaminación ambiental.  

Por eso, cuando este 30 de Noviembre del 2015 en París (Francia), se  dio inicio a la Cumbre del Cambio Climático  (COP21), es oportuno recordar… “que es a partir de los años 60 y 70 (Siglo 20), cuando comienzan a surgir las primeras voces de alerta, sobre la necesidad de implementar estrategias que ayudaran a mitigar y/o reducir los potenciales daños a la atmosfera y en consecuencia a la biosfera”.  En este sentido, mucho es lo que se ha hablado sobre los combustibles fósiles y muchos los estudios científicos realizados. Las discusiones han girado sobre los nocivos efectos que vienen ocasionando las emisiones de Bióxido de Carbono, Metano y demás compuestos Cloroflúorocarbonos (CFC), como propiciadoras del “Calentamiento Global” y en consecuencia del “Efecto Invernadero”.

En relación con lo anterior, se han dado algunos Protocologos, el último de ellos, el de Kioto-Japón-1997 (sobre el Cambio Climático), así como Cumbres sobre la Tierra.  En esta oportunidad, previo a la realización de la COP21 de Paris (30-11-2015 al 11-12-2015), se llevó a cabo la Conferencia preparatoria COP20 de Lima-Perú (2014), en donde se estableció el “Acuerdo de Lima”.  Estos eventos mundiales, no han tenido otro propósito distinto, que el de buscar  mecanismos que contrarresten el fenómeno del “Calentamiento Global”, así como la aprobación y/o la ratificación de estrategias y metodologías, que conduzcan a disminuir progresivamente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Sin embargo, algunos gobernantes de los llamados países industrializados o desarrollados y otros de los considerados emergentes, han formulado objeciones de distinta naturaleza, lo cual ha dificultado la unificación de criterios en cuanto a los niveles de reducción de dichos gases, a fin de mitigar el “Cambio Climático”. Esto se evidenció en el Protocolo de Kioto-Japón el cual, al haber entrado en “vigencia” en el año 2005, estableció una reducción global del 5% para las emisiones de los GEI, en un período relativamente corto entre 2008 a 2012 y a pesar de haber sido aprobado y ratificado en el 2009 por 187 países  menos EEUU, cada país adoptó una reducción porcentual, según el llamado “Reparto de la Carga”.   

En la dimensión global (1), esta Conferencia COP21 sobre el “Cambio Climático”, tiene como propósito evitar que la temperatura a nivel del globo terráqueo  alcance los 2°C, para lo cual en la Conferencia preparatoria COP20 (Conferencia de las partes) realizada en Lima-Perú (2014), se aprobó el llamado “Acuerdo de Lima”. En dicho documento base, se estableció entre otras, la necesidad de que los países (197) fijen un régimen de reducción de las emisiones de GEI, instrumentado a través de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), así como otros acuerdos de responsabilidad compartida entre países desarrollados y en vías de desarrollo, sobre los impactos que afectan a las poblaciones por efectos del “Cambio Climático” y la creación de un fondo para el financiamiento climático. En resumen, en la COP21 de París, se espera un acuerdo que permita una reducción de emisiones de GEI, a partir del año 2020 hasta mediados del Siglo XXI y el mayor uso de las llamadas energías limpias en sustitución de las energías fósiles. 

Otros daños colaterales en el ámbito regional (2), son los impactos negativos que se vienen ocasionando a los diferentes ecosistemas (Hidrósfera y litósfera) con la desforestación de grandes reservas naturales, que se  traducen en una  desertificación de extensas zonas, la degradación de los suelos a través de la actividad minera indiscriminada con vertimiento de grandes cantidades de Mercurio a los cuerpos de agua, la acción de los plaguicidas, la quema de bosques, la exploración petrolera a través del llamado Fracking o de Esquisto, la afectación de los páramos, ocasionándoles un retroceso en su conformación estructural y morfológica, la modificación de causes de ríos, de humedales y quebradas entre otras.

Concluyo con la dimensión local (3),  trayendo a colación una cita de mi autoría...”Aquella preocupación de la comunidad internacional por los impactos a nivel global, parecen no tener el mismo interés en el ámbito local. Esto lo evidencia la actitud indiferente, permisiva y en ocasiones carente de iniciativas de algunos gobiernos locales por la gestión ambiental así como  la ausencia de políticas sociales relacionadas con medidas sanitaristas y educativas orientadas a la preservación de la salud”.   Por el bien de la humanidad…confiemos en el éxito de la Conferencia COP21 de París... 

Prof. Orlando R. Pereira Bustillo  
@OrlandoPereiraB 

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