MI PROFESIÓN: MOTO-TAXISTA

Fotografía D.R.A.
Hubo una época (aún persiste) en la que algunos padres, a manera de “orientadores vocacionales empíricos”, querían ejercer su marcada influencia filial, en la escogencia de la carrera que debían cursar sus hijos, tanto era así, que en los primeros niveles de sus estudios, ya la familia y el entorno social, lo veían como el futuro médico, odontólogo, ingeniero, arquitecto, abogado o quizás militar, pero nunca en su imaginación, como un profesional que representara menor estatus. Ser sacerdote, monja, policía, maestro, chofer o ejercer cualquiera otra actividad humana, contraria a la recomendada, era casi siempre causal de incomunicación familiar, enemistad y en ocasiones hasta de discriminación y de segregación, lo más  parecido a un apartheid.

Fue así como el recién egresado bachiller Diestro Guía (flecha veloz), al observar el déficit existente en  la movilidad y el caos en el transporte de pasajeros, que a diario se generaba en los barrios aledaños a los sectores del Retiro y Odisea, y ante la urgente necesidad de tener un trabajo, se decide a incursionar en la actividad del Moto-Taxismo, aunque esto contraviniera, las “orientaciones y sapiencias aptitudinales” del padre, quien cifraba sus esperanzas de tener en su hijo Diestro, a un doctor que hiciera honor a su nombre y enalteciera y le diera cierto estatus social a la familia.

Él, ante los convincentes argumentos y férrea decisión de su hijo, no tuvo otra alternativa que resignarse y aceptar su libre escogencia, no sin antes como padre, darle algunas recomendaciones que le permitieran a su hijo Diestro, diferenciarse del montón de motorizados y ejercer con dignidad, seguridad y responsabilidad, tan riesgosa actividad. Entre otras recomendaciones, destacan: La necesidad de ser respetuoso de las leyes, ordenanzas y/o decretos que regulan el espacio público, el tránsito automotor urbano y la movilidad de los Moto-Taxistas. Más que ello, el valor que debe dársele a la vida humana, tanto a la propia del operador, como a los usuarios de este servicio y transeúntes ocasionales.  Don Justo, padre de Diestro el futuro Moto-Taxista, también hizo énfasis en la necesidad de obtener por vía legal y mantener actualizada, toda la documentación que prevé la ley, como son: La Licencia de Conducción, el Certificado de Revisión Tecno-mecánica de la Moto, el Seguro Obligatorio de Accidentalidad de Transito - SOAT y conocer las recomendaciones inherentes a este documento y sus alcances en caso de accidentes (el conocimiento de estas, debe ser una exigencia de la Policía de Transito).

Pero aquél propósito de Diestro, de convertirse en un servidor público a través de la actividad del Moto-Taxismo, con su libre ejercicio e ingresos económicos, para poder asistir y costearse una profesión que le asegurara a él su futuro, el de su resignado padre Don Justo y al resto de la familia, no resultaría del todo fácil. Contrario a lo que él pensaba, la abundancia de motos en la ciudad de Cartagena y en otros lugares aledaños, le establecía un alto nivel de exigencia y competitividad, más si se toma en cuenta que una sola persona puede poseer de 10 a más motos de diferente cilindraje, sin que para ello, exista una ley o un instrumento que regule dicha tenencia. Esta situación, estimula la aglomeración de moto-taxistas en espacios peatonales, la guerra del centavo, la violación de los espacios (calzada) para el servicio automotor y de buses, la gran accidentalidad y tal vez lo más peligroso, los enfrentamientos y usos distintos (Sicariato), que distan mucho de la sana intención de que el Moto-Taxismo, sea visto como una actividad organizada y socializada fuente de empleo

Y es que la organización y socialización de la actividad del Moto-Taxismo, aunque es responsabilidad de sus integrantes (operadores y usuarios), en orden jerárquico también es competencia de las autoridades municipales, a través de la policía especializada. Son ellos los que tienen que establecer pautas o estrategias de operatividad y convivencia, por ejemplo por medio de cursos de inducción, a fin de adecentar lo que parece haberse convertido en una anarquía generalizada. Una de esas estrategias pudiera ser también, la sectorización de la actividad y la obligatoria elaboración de un registro diario, estructurado en base a los  nombres del dueño, del operador, su número de cédula de ciudadanía y sus huellas digitales, así como el número de la placa y serial de la Moto, para ser consignado en el CAI del área asignada para desarrollar la actividad de movilidad. 

Otro control que debería ejercerse en los peajes, es el registro de desplazamiento de motorizados de un municipio a otro y viceversa.


Prof. Orlando R. Pereira Bustillo
Twitter: @OrlandoPereiraB

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