ARJONA... Y SU “TRISTEZAS DEL ALMA”

Los llamados “Cronistas de la Ciudad” son aquellos insignes y acuciosos profesionales del periodismo, que se  encargan de investigar y recopilar en orden cronológico, todos y cada uno de los hechos y sucesos más relevantes que ocurren en la cotidianidad del ámbito urbano.  Parte de sus responsabilidades, es la de crear el archivo patrimonial de la ciudad y darle de manera armónica, forma, sentido y valor agregado a todos los eventos que van surgiendo de la dinámica humana  social, cultural, económica y política, que se traducen en parte de la memoria y acervo histórico contemporáneo de los pueblos.  


Pero esta actividad, lejos de ser una tarea de fácil ejecución, exige por el contrario, altos niveles de preparación y conocimientos, dada la naturaleza y complejidad de los antecedentes a considerar y la rigurosidad del análisis documental.

Arjona, sin menoscabo de otros municipios, es tal vez uno de los pueblos de la región Caribe, en donde la anterior afirmación cobra mayor asidero, dada la diversidad de hechos y antecedentes y al gran volumen de testimonios que caracterizaron la vida social de antaño. También por su génesis como población “paridora” de talentos y lo ilimitado del horizonte profesional en las distintas ramas del saber. Esto es, en el campo científico, humanista, cultural, político y demás actividades que la convirtieron también en cuna de pródigas familias y una referencia obligada de egregios hombres del saber, en el ámbito local, regional y nacional.

Sin embargo,  es imperativo aclarar que para las nuevas generaciones de arjoneros, nacidos en décadas más recientes y para los foráneos que la han adoptado como su lugar de  residencia y permanencia, muchas de aquellas virtudes y riquezas del patrimonio ancestral, no dejan de ser una faceta desconocida, sobre todo por la ausencia de documentos que nos referencien e ilustren sobre nuestra propia historia y que nos den a conocer ese pasado de amenas vivencias y sanas costumbres. Para otros más longevos, esas experiencias de vida solo harán parte de nostálgicos y añorados recuerdos de gratos y amenos episodios, de relaciones de familias y amigos, de una época dorada que enriqueció el gentilicio y el orgullo de ser arjoneros.  En este sentido, para la recuperación de ese acervo cultural y costumbrista, se da como buena, la creación de la Fundación Centro de Investigación y Documentación Histórica de Arjona (FUNCIDHAR).

Por lo anterior y para no pecar por omisión y herir susceptibilidades, como arjonero nacido en la calle Portobello, muy cerca de la Plaza Principal, solo tomaré de ese universo de ricos testimonios, el uso del nombre de aquella extraordinaria pieza musical titulada “Tristezas Del Alma”, cuyo arreglo musical y letra, son de la autoría del otrora afamado músico arjonero Luis Alberto Rodríguez Moreno y del insigne educador Rafael Polo Martínez, respectivamente. Con el nombre de este bello Vals, pretendo evocar a ese conglomerado de personas y familias que nos antecedieron, las que con su saber, trabajo y esfuerzo, supieron honrar y darle prestigio a  nuestro terruño, caracterizada por la superación individual y colectiva.      

Para la otrora Arjona, no solo fueron importantes sus habitantes. Su ubicación geográfica, recursos naturales, y fertilidad de su suelos también se tradujeron en ventajas reales, en beneficio del desarrollo de importantes vías de comunicación, como la línea ferroviaria entre Cartagena y Calamar, el Canal del Dique y la Troncal del Caribe, que lo posicionaron como un municipio intermedio de importancia entre la costa y el interior del país a través del Río Magdalena. La biodiversidad de especies de su fauna y flora, la fertilidad de sus suelos y la participación de la gente laboriosa del campo, también hicieron de la agricultura, la ganadería y la pesca, una vocación en pleno crecimiento que sirvió de suministro de rubros alimenticios en la región Caribe.

Y es en el marco de esta breve semblanza y en nuestra condición de herederos de un legado de incuestionable valor histórico, humano y cultural, que debemos preguntarnos, ¿A qué obedece que Arjona a diferencia de otros municipios, no haya alcanzado su pleno desarrollo y la calidad de vida de la mayoría de sus habitantes, hoy se vea menguada por la mala calidad de los servicios públicos?, como arjoneros ¿Tenemos conciencia de nuestro rol de ciudadanos con derechos y deberes? ¿Hemos estado a la altura de los retos y exigencias que nos imponen los nuevos tiempos?, ¿De qué le ha servido a nuestro municipio tener hijos en cargos de primer orden, como Gobernadores, como representantes al Congreso, Alcalde y Corporaciones departamentales y municipales? En respuesta a estos interrogantes, a medio plagio digo...Arjona y su “Tristezas del Alma”. Pero
no podemos dejar de reconocer las iniciativas de otros arjoneros, que por  voluntad propia y/o grupal, emulan con denotado esfuerzo esa herencia de poetas y escritores, y que hoy a través de la poesía y la ejecución de la  Acordeón, Caja y la Guacharaca, honran aquellas memorias y el gentilicio de arjonero.  


Prof. Orlando R. Pereira Bustillo
Twitter: @OrlandoPereiraB

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