ARJONA: “TIERRA DE GENTE EGREGIA Y PLAZA DE MERCADERES”

Fotografía D..R.A.
En ocasiones trato de darle a las opiniones que voy construyendo, la sustentabilidad en escritos precedentes, considerando la relación de causalidad y los evidentes rasgos en común, que en la mayoría de los casos caracterizan a muchos de los problemas sociales. Pero iniciar esta tertulia sobre la deplorable situación que hoy padece nuestra otrora bella Plaza Pública de Arjona, centro de la mirada inquisidora de propios y extraños, sin entrar a considerar inequívocos argumentos sociales, económicos y políticos influyentes, se traduciría en un frívolo y simple ejercicio de opinión y nada más que eso. De allí que, a diferencia de las justificadas y hasta beligerantes opiniones de muchos otros paisanos arjoneros que viven y padecen las incomodidades, el enojo y malestar que se deriva del caos reinante en este importante espacio público, mis observaciones las orientaré a proponerle a las autoridades, ciertas estrategias para que viabilicen la solución del problema, mediante el empleo de la persuasión y el diálogo constructivo, la prevención y también la aplicación del principio de autoridad, a objeto de que se restablezca el orden social y se respeten las normas urbanísticas de dicho sector y de una vez por todas, veamos la culminación de los trabajos previstos para el disfrute y recreación pasiva de la tan esperada obra.

Para contextualizar el problema, hagamos un paréntesis y remitámonos al concepto de Identidad y analicemos de él, sus implicaciones. En este sentido, como ya lo expresé en uno de mis escritos, la identidad no solo se remite a la tenencia de una cédula de ciudadanía con los rasgos filiales de su tenor. Ella como cualidad humana, trasciende de lo meramente personal individual, al entorno físico-social-ambiental, con el cual se interrelaciona y se nutre el hombre como ser sociable. Más aún “de ella también hacen parte el conjunto de principios y valores humanos, conexos con los intereses culturales y las costumbres propias del entorno vivencial urbano y de civilidad...también lo son, los monumentos públicos (plazas, cementerios-mausoleos, teatros y salas de arte) y todas aquellas expresiones que enriquecen y dignifican la identidad y referencian el gentilicio”.  En estrecha relación con la Identidad, pero en un orden superior está la Ciudadanía “vista no solo como un simple derecho político, sino también como aquella condición, enriquecida por todos esos factores que le dan ‘valor agregado’ a la identidad y van moldeando en consecuencia, la actitud ciudadana, así como el ‘deber ser’  del comportamiento ciudadano”

Dicho esto, dirijamos ahora nuestra atención a lo que tácita y claramente expresa nuestra Constitución en lo concerniente a los ‘Derechos Fundamentales’, de cuyos articulados solo me referiré al que establece: “El trabajo es un derecho y una obligación social y goza en todas sus modalidades, de la especial protección del Estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas”. Aquí podríamos preguntarnos a manera de reflexión, si la  gerencia pública municipal en representación de ese Estado, ha sido lo suficientemente eficaz y diligente en el diagnóstico de la demanda laboral y en la ejecución de planes y programas de desarrollo económico y social.  Esto con el fin de que se pueda cuantificar y promover desde ese importante organismo municipal, soluciones en lo atinente a la dotación y ubicación de espacios adecuados para el ordenamiento y organización de la economía informal, en una zona distinta a nuestra histórica plaza. Con ello, se estarían generando nuevas fuentes de trabajo, que satisfagan en cierta medida la demanda laboral existente y permitiría la conversión de la economía informal en una actividad formal. También se le brindaría la oportunidad de trabajo, a aquellos sectores cuya alternativa ocupacional es la ociosidad, con lo cual se evitaría que la delincuencia se nutra de personas potencialmente útiles y disminuyan los niveles de inseguridad ciudadana.

Otra de las estrategias a tomar en cuenta, es la que nos ofrece la Agenda 21 (Programa 21), instrumento de participación aprobado en la Cumbre de la Tierra (Rio de Janeiro 1992). La razón de ser de la Agenda 21, tiene como propósito la solución de problemas en el ámbito local, con la participación consensuada de los diferentes sectores (sociales, culturales, económicos y ambientales), a objeto de mejorar la calidad de vida de los habitantes de dichas comunidades y de los municipios, de allí la importancia de su apoyo y el de las asociaciones tanto públicas como privadas.

Los argumentos anteriormente expuestos, no constituyen una crítica a las autoridades municipales, pero si un justificado clamor ciudadano. Mucho menos un aval a los operadores informales, para la transgresión y desacato de las leyes y ordenanzas del poder público municipal. Tampoco es una justificación a la actitud de rebeldía y posición irreflexiva de algunos vendedores, que bajo el argumento del derecho al trabajo y el cubrimiento de sus necesidades básicas primarias, hacen de su actividad informal un caos en la utilización de la Plaza de Arjona, emblema histórico y patrimonio de una “tierra de gente egregia”, ahora convertida en una vulgar “plaza de mercaderes”. Estas opiniones constituyen, como ya lo indiqué,  una opción para un acuerdo concertado y civilizado, pero en el entendido que la Alcaldía como cuentadante y garante del patrimonio de todos los arjoneros, debe ejercer el principio de autoridad que le confieren las leyes para el ordenamiento municipal, en aras de preservar y conservar el patrimonio histórico y cultural de los arjoneros.

Finalmente podemos decir, que tener una identidad y llamarnos ciudadanos, exige una buena dosis de conciencia y cultura ciudadana sobre el rol y las responsabilidades que como entes sociales, con derechos y deberes, debemos poner en práctica e igualmente entender que el interés general prevalece sobre el interés particular......

Prof. Orlando R. Pereira Bustillo

Twitter: @OrlandoPereiraB         

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